jueves, junio 14, 2007

EL PIANO

El Piano

Naci escuchando "El piano". En lo que desde mi perspectiva infantil, sonaba, gracias a la magia de mi padre. Él tenía una fabrica de espejos, que era su trabajo. Pero a las 15 horas llegaba del mismo, almorzaba, e invariablemente, desde las 5 de la tarde, hasta las 20 o 21, el teclado misterioso, no dejaba de contarnos historias, que a veces venían en la voz de Beethoven, otras de Chopin, Bach, Mendelshonn, y tantos otros...

También, llegaban Pugliese, Piazzolla, Troilo, Marianito Mores, de Caro, Maderna...

Religiosamente, a la hora de la cena se cerraba la tapa del piano, hasta el día siguiente.

Había muchas reuniones familiares, y entonces, los más pequeños, nos sentabamos a escuchar la música de los primos mayores, el violin del tío Francisco, que con gran fervor, compartían con todos nosotros.

Así, me enamoré del Claro de Luna, "la Patetica", de la Invitación al vals, de la Cancion sin palabras, los valses de Chopin.

Y de pequeña, soñaba mi turno, para aprender ese lenguaje maravilloso.

El Piano, la música, fue el hilo magico y dorado, de los sueños y la unión espiritual, vibrando nuestras almas en la misma cuerda.

El Piano, quieto cuando sus teclas estaban en silencio acompañaba nuestras vidas, sabiendo todo de cada uno, de los sentimientos más íntimos, ayudandonos a expresarlos cuando acudíamos a él.

Presencia y vida, en una caja de madera, con ángeles de amor que pulularon nuestra infancia y adolescencia, por la casa, cuando abríamos las puertas de su respetuosa voz.